Me llamo Rocío, soy estudiante de Traducción e Interpretación (francés) en la Universidad de Murcia y estoy cursando 3º. Este curso estaba especialmente emocionada, puesto que por fin podría hacer prácticas, empezar a conocer desde dentro el mundo de la traducción y saber qué se cuece por aquí.
Soy una persona inquieta, no soy capaz de estar más de dos horas encerrada en casa haciendo lo mismo, aunque parece lo más sencillo. Por eso, tras consultarlo con algunos veteranos de mi carrera, decidí hacer mis prácticas en EMC Traducciones, con Elena: mis compañeros solo tenían palabras buenas hacia ella, y además pensé que aprendería mucho más si hacía prácticas presenciales que si las hacía a distancia.
Mi andadura en EMC Traducciones.
A lo primero estaba muy nerviosa, puesto que no sabía qué esperarme. No tardé mucho en sentirme como en casa ya que Elena es una persona maravillosa. La mecánica de trabajo era sencilla: llegaba, charlábamos un poco mientras se hacía el café y nos poníamos a trabajar. Mi tutora me decía qué había que hacer ese día y manos a la obra.
En EMC Traducciones he aprendido de todo:
– Sobre gestión: he tratado con clientes, gestionado proyectos, hablado con el equipo de traductores, he aprendido a hacer presupuestos y facturas, y a establecer unas tarifas justas tanto para el cliente como para el traductor.
– Sobre traducción: he mejorado mi traducción inversa, calculado cuántas palabras soy capaz de traducir por hora, he aprendido cómo investigar en internet el uso de un término u otro, a traducir desde otros puntos de vista, de una forma más creativa…
– Sobre visibilidad: también he podido aprender sobre cómo darme a conocer, cómo realizar un folleto atractivo según el tipo de cliente al que vaya dirigido, estar activo en la red, cómo llevar al día un blog, etc.
Al fin y al cabo, en mis prácticas se me ha brindado la oportunidad de aprender infinidad de cosas que muchos de mis compañeros no han tenido la suerte de aprender en las suyas, pequeñas cosas que solo aprendes cuando entras en el mundo “real” de la traducción. Cada día mi tutora me enseña algo nuevo y se asegura de que lo he asimilado y lo llevo a cabo correctamente, corrigiéndome en cada error y respaldando mi trabajo para así conseguir un resultado de calidad, uno de los objetivos principales que espero llevar a cabo en un futuro próximo.